Desde los cerros mas altos de Tezulutlan, se divisan las montañas agrestes, en donde las leyendes proliferan, historia, costumbre y devocion indigena. Los pies descalzos del Cerro de San Pablo Xucaneb, hasta las cumbres de Sozil, cuyas sandalias de piedras y arena, bañan el rio transparente que riega la epidermis de su fertil suelo. En su portico, existe una montañita casi empinada, que es de oración nativa.
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